viernes, 23 de marzo de 2012

Exposición Manuel Rivera: De Granada a Nueva York (1946-1960) en el centro José Guerrero

La exposición que se puede visitar hasta el 6 de Junio, presenta la evolución de Rivera desde sus inicios más figurativos hasta su estilo final que todos conocemos.

Comienza en la primera planta del centro mostrándonos con diez cuadros, la evolución de Rivera en tan sólo diez años. Su primer estilo era claramente realista, buscando una plasmación lo más naturalista posible de la realidad. A partir de este inicio básico, comienza a simplificar este naturalismo con un mayor uso del claroscuro y composición por planos, reduciendo la sensación de profundidad y experimentando más con el color y su simbolismo, influido por Benjamín Valencia.

Realza la importancia de las líneas, y reduce el cromatismo y los matices de color, estudiando poco
a poco la descomposición de las formas, la luz en temas arquitectónicos e interpretando la realidad cada vez más interiormente, de manera que sólo es reconocible en cierto modo.

Tras esta época de experimentación, pasa finalmente a una abstracción pura, pierde totalmente la representación, e incorpora nuevas texturas y materiales, desaturando los colores brillantes que usaba anteriormente.

Su interés por al investigación con nuevos materiales le lleva poco a poco a su material definitivo; la malla metálica. Utilizada primero como soporte de la obra en metal, continúa diluyéndose y apareciendo huecos hasta acabar siendo obra por sí misma, y no sólo soporte. Se configura como una red. jugando con el vacío, la densidad, el espacio, las sombras y la profundidad del soporte, que transforma en un marco que deja de ser plano. Pasa de ser tan sólo una estructura reticular a liberar la estructura del cuadro según un modelo tipo collage.



Su relación con Millares, Fontana y Oteiza influye sobre su idea del vacío, el espacio dentro del cuadro y su distancia con la pared, causando con la propia plasticidad del material diferentes transparencias en la obra. La sombra arrojada desborda el formato.

Tras el marco como soporte, vuelve de nuevo a introducir la tabla como base, la obra sobresale desde ella flotando sobre el soporte. Crea espacios tridimensionales sobre diferentes planos de mallas soportadas soportadas sobre clavos que actúan de tensores. El alambre es un elemento compositivo además de un mero soporte de la malla.

Juega con el color también en la malla, con el propio óxido, el metal, negro y tonos tierras, introduciéndolo además en el fondo del soporte.



La última planta del centro esta reservada siempre para exponer la obra de José Guerrero. Este autor comenzo su carrera con obras caracterizadas por las composiciones reticulares, colores brillantes y saturados, con temas figurativos reduciendo el claroscuro, con simbolismos e influencia del fauvismo, Matisse y Gaugin.

Sus primeras obras se relacionan con la pintura mural, experimentando con materiales e investigando sobre la percepción de los volúmenes.

A partir de su estancia en Nueva York se desencadena su estilo final abstracto. que más que una abstracción pura es un expresionismo abstracto. Sus cuadros son estudios y expresión de su interés por la relación entre el color, la mancha y la pincelada, la importancia del gesto y el movimiento. Practica muchas veces la pintura inconsciente, mostrando el vacío del lienzo y explorando el color y la composición libre.


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